jueves, 5 de julio de 2018

DLN Capitulo 4 * Leon Negro

El León Negro y la Aristocracia de la Ciencia

La Historia ha sido la dominación del hombre por el hombre, y la subversión su motor en el avance. Un León es un hombre revolucionario, lo que quiere decir creativo y también un hombre en el cual no han influido las “criticas de la razón pura” ni las “críticas del deseo puro”. Es decir, tras la idea de que siguiendo la razón y a la naturaleza, no se consigue la felicidad, está la idea de que el ser humano no puede conseguir el mejoramiento de su especie por sus propios poderes. Lo que proviene a su vez, de la concepción creacionista del mundo y el hombre, que dice que no fuimos menos ni seremos más de lo que somos. Por tanto la crítica de la razón y del deseo, que pone sobre ellas una pretendida salud espiritual resultado de un ascetismo racional (pudor al cerebro) y un disfraz moral (pudor del sexo), es nada mas que eso, una pretensión, sacar de la visión las dificultades que representa metabolizar la realidad de la Tradición, para lo cual se propone un origen metafísico de la Tradición. 

Por tanto el León es un hombre insubordinado, ingobernable y feroz, solo cuando es puesto al lado del rebaño de ovejas que acatan la ley civil sin detenerse a ver si proviene de tradiciones ya sin contenido. El León es individuo y colectivo, es el que completara el proyecto que Prometeo dejó a mitad de camino, ese proyecto de democratizar el conocimiento más elevado. El Leon a la cabeza de la Aristocracia de la Ciencia. Probablemente hoy existan elites con una tecnología diez o quince veces más avanzada. Cuando nos venden un aparato para reproducir música o películas ya existe uno varias generaciones más avanzado, y también los laboratorios siguen investigando. Es decir, una pequeña elite de este planeta podría tener una tecnología que está varias generaciones adelantadas y que eso no sea de conocimiento público. Es una injusticia, porque el conocimiento es poder, y no sería justo que a nuestros gobiernos los gobierne alguien más desde la sombra sin que ese piso de la pirámide nos pertenezca. 

El proposito de la Aristocracia de la Ciencia es democrático. Democracia significa que todo el saber le pertenece al pueblo. Porque Democracia es la soberanía popular para la soberanía individual. Es decir, la Democracia y la Anarquía son cómplices. O mejor, la Anarquía es la utopía que persigue la Democracia, pero no suelta el control porque también reconoce que la soberanía individual para todos esta años luz de ser posible.

¡Cuánto necesitamos un León que nos reforme y nos haga fuertes! Estoy de acuerdo con Henry Levy en que necesitamos un mundo dividido en naciones, pero a este respecto opino que no es que las necesitemos porque sean la modalidad definitiva en la que tiene que vivir la humanidad sino porque son la estructura preexistente que hace falta para introducir una revolución. Por qué si no hay naciones ¿Dónde vamos a hacer la revolución?

Con el Proceso de Reorganización Nacional (mas conocido como el gobierno de facto o la dictadura), la máxima del signo IZQ “a cada uno según su necesidad” fue equilibrada por la máxima del signo DER “a cada uno según su capacidad” Y entonces uno se pregunta si realmente el trabajo de estos hombres estuvo más allá del bien y del mal. ¿Justifica los crímenes de Estado y contra la humanidad el que nosotros ahora gocemos una república y no un régimen comunista?. 

Por otro lado, sin desestimar sus rasgos progresistas, voy a ser algo critico de la figura de Juan Domingo Perón. Durante la dictadura más o menos democrática de Perón, se prohibió cualquier manifestación antiperonista. Le reprocharía a Perón tratar de crear dependencia de su persona como arquetipo de “padre generoso”. Le reprocharía haber generado un pensamiento mágico sobrestimador del individuo y subestimador de la masa. 

Quiero pensar una dictadura. Quiero pensarla como una posibilidad. Quiero articularla con el proyecto Revolución No Violenta. Quiero pensar esas cosas, lo residual de todo camino emprendido por la razón. Por ejemplo: “¿es la Anarquía del Amor la Dictadura del Deseo?” O si no “¿es la Democracia Directa la Dictadura del Pueblo?” O tal vez “¿es la Aristocracia Científica una Dictadura de la Razón Humana?” Quiero pensar en la dictadura. Quiero pensar en los “Dogmas del Positivismo” Encontré en la máxima de “ser racional ante todo” mi autoridad legítima.

La chusma no lo tolerará, con sus argumentos lastimeros creerán haber disparado contra un zeppelin inflado de soberbia. Una y otra vez dirán: “hemos superado esa concepción de la materia que sostenía la física clásica y la relatividad y trajimos el universo cuántico y las religiones orientales para ustedes”. Pero no importa del vulgo más que su valor humano, su valor como carne palpitante con una capacidad misteriosa, y no tanto, de sentir dolor y placer. Cada uno de ellos importa como representante de una especie que es capaz de cambiar la historia del Cosmos, una especie que es capaz de hacer sufrir transformaciones radicales al paisaje. Pero sus ideas no importan nada. Algún día tendrán derecho a una Democracia Directa. ¿Pero cómo van a hacerlo si se aferran a tradiciones caducas como los partidos políticos?

¿Cómo instalar una dictadura que no sea un sistema de Control Total, que no sea la abolición del Estado de Derecho? ¿Cómo estar parado en la línea divisoria del bien y del mal, de la democracia y la dictadura sin pisar mal? Estoy proponiendo que todo el pueblo sea parlamento. La única forma que haya Democracia Directa sería por una dictadura. Sería “la Dictadura de la Verdadera Democracia”


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