lunes, 21 de febrero de 2022

Deconstrucción matemática del ganador

Tengo una tesis basada en mis experiencias y observaciones. A muchos no les gustará porque prefieren creer que la fe ciega en su capacidad les garantiza el éxito, lo que es cierto solo parcialmente. Siempre escucho a algún hombre decir 'ninguna se me resiste' pero ¿es eso posible? También escucho a hombres decir 'No la seducís porque no tenes la habilidad' ¿Desde cuando provocar la atracción es algo de habilidad? Primero, la atracción no es algo de habilidad, es involuntaria. Aunque tuvieras la habilidad de seducir, no te garantiza el resultado, ella tiene que sentirse atraída previamente o ser posible esa relación de antemano, estando las probabilidades genéticamente determinadas, por lo que ningún hombre tiene una habilidad 100% eficaz de seducir. Porque si así fuera entonces no existiría el NO para el, es decir su sola presencia sería tan persuasiva que a efectos prácticos sería como anular el libre albedrío de ella. 


Mientras la mujer tenga libre albedrío, o dicho de una manera menos bíblica, mientras su capacidad deliberativa siga intacta, podrá decir que NO, incluso queriendo decir SI. Esto impide que exista un seductor 100% eficaz. Es como la termodinámica que impide crear una máquina de móvil perpetuo (no confunda con el concepto de Energía Libre, que si es posible siempre que respete la termodinámica). Mi tesis se resume en esta frase: No existe el seductor 100% eficaz, al menos mientras ella tenga capacidad deliberativa. El mas hábil seductor es un número un poco por encima de 50% eficaz, seguido del seductor 33,3% y el tercer lugar de los ganadores lo ocupa el seductor 25% eficaz, que es el menos ganador de los ganadores, prácticamente no existiendo los porcentajes intermedios entre esos tres, aunque si hay porcentajes inferiores al 25%. 


Mi lógica es muy simple, no se puede partir a una mujer a la mitad o mas partes (al menos no sin recibir cadena perpetua o pena de muerte) por lo que no pueden darle bola a un hombre un número con decimales de mujeres como 2,5 mujeres, a menos que 2 le hubieran dicho que SI y una le haya dicho que lo pensará. Pero si consideramos éxitos solo a los SI entonces es binario el resultado posible: SI o NO, por tanto, existe el hombre que tiene naturalmente, según su atractivo, feromonas y habilidad social una probabilidad de llevar a la cama a 1 de cada 2 mujeres (eficacia 50%), después el que tiene una probabilidad de llevar a la cama a 1 de cada 3 (eficacia 33,3%), y en tercer lugar el mas looser entre los winner con una probabilidad de llevar a la cama a 1 de cada 4 (eficacia 25%). Ahora, aunque la eficacia 50% es mas o menos la mas alta, si el sujeto cree que es 100% eficaz, llegará al menos a ser 51%, como una especie de prueba de la Ley de Atracción, rompiendo (persuasivamente) el equilibrio 50/50 entre el SI y el NO (su capacidad deliberativa intacta) produciendo una nueva situación 51/49. Pero aunque la creencia del sujeto de ser 100% eficaz puede inclinar la balanza a su favor, también lo hará hacer el ridículo muchas veces. 


Es como los dados, si arrojas dos dados cúbicos hay números que tienen mas probabilidades de salir como el 7, por el simple hecho de que aparece en un mayor número de combinaciones (6+1; 5+2; 4+3) mientras que el número con menos probabilidades de salir es el 2 porque solo puede resultar de una combinación de dados (1+1). Puede que un sujeto tenga una "racha" donde le salga 10 veces seguidas un número poco probable como el 2, pero en mayor número de pruebas los resultados no contradecirán la estadística. Por supuesto que esto es una idealización para dados que no tienen los puntos en relieve ni bajorrelieve si no pintados, por tanto con una distribución de masa casi idéntica hacia todas las caras. Ahora, el mismo sentido probabilístico se aplica a las relaciones: un sujeto puede tener una racha donde tiene aciertos con mujeres 10 veces seguidas, pero tarde o temprano tendrá que experimentar el desamor, es decir en mayor número de intentos será un sujeto mas de la estadística. Por eso puede afirmarse que no habrá nadie que no haya experimentado el desamor.




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