La New Age Positivista
Este capítulo trata de la Tradición, la Revolución, los hombres que resultan de cada uno de estos sistemas, su performance humano, sus valores y la forma gubernamental.
“Si hay algo fundamental que percibimos en nuestro mundo de hoy es que el reloj cósmico marca una hora diferente, y la angustia del hombre moderno es tener que regular y armonizar su tiempo interior con el tiempo que rige hoy en el universo”
Ramón Pascual Muñoz Soler. Gérmenes del futuro en el hombre. Hacia una individualidad expansiva y participante
El universo no cambió, ni cambio “la hora del universo”. Esta idea de que el tiempo cósmico o planetario marca una hora diferente, proviene de la mitología New Age. El desplazamiento del eje magnético de la tierra hacia la constelación de Acuario alrededor de los años 2000 y 2100 traería supuestamente un cambio a nivel planetario sobre la percepción de la realidad que se alinearía con descubrimientos científicos y una nueva forma de espiritualidad universal. Esta profecía astrológica coincidía con la idea de que la humanidad estaba sufriendo una crisis de las tradiciones. De ahí salió la "propuesta romántica" que decía “la física cuántica engranará en las religiones orientales y creará un nuevo régimen mental a nivel planetario, revolucionando la cosmovisión positivista y relegándola al siglo XIX, que es donde pertenece”
Pero mi propuesta es esta ¿Qué tal si la Nueva Era en vez de ser una síntesis de la tradición y la ciencia, fuera la radicalización de la innovación? Es decir, la Nueva Era es la promesa de un clima de constante revolución científica y política, el asentamiento definitivo del régimen mental positivista.
La tradición y todo lo que incluye: religiones, lenguas, producciones literarias, caprichos estéticos y morales es la voz de ATR. Se encuentra de alguna manera con las producciones del hombre científico que esta ADE. La tradición sólo soñó este mundo presente y sus producciones, pero de la varita mágica al control remoto, hay un largo camino. La tradición imaginó que estas magias salían espontáneamente de la voluntad de un hombre o de sus dioses y no de una larga trayectoria de investigación de las propiedades de la materia. Jamás podrá decirse que la tradición produjo este hombre nuevo, solo aseguró el mantenimiento de la especie para que la ciencia produzca el hombre nuevo.
El problema de las críticas a la razón es que solo la consideran capaz de desmenuzar las cosas (para analizarlas) pero no reconocen su poder para rearmar el conocimiento, es decir para construir un saber holístico (para ser contemplado). Hasta hoy los newagers han creído que la razón es un enemigo del progreso espiritual (entendiendo espiritualidad como la vida interior, no como dualismo vitalista, sino como la salud psíquica-emocional)
Y lo han considerado así porque, naturalmente, la razón solo puede reconstruir el mundo que despedazó, con los datos observables, o sea que si al descuartizar el cuerpo del mundo también le quitó el alma que vivía en el, no podrá devolvérsela aunque junte todos los pedazos porque supuestamente en el alma no tiene control. Esta idea se traduce así: “el todo es mayor que la suma de las partes” o sea que juntando las partes que tienen una existencia positiva (tridimensional o espacial) no puede uno recuperar la percepción de que algo “está vivo milagrosamente”.
Y es que el milagro no existe, pues: “el todo es igual a la suma de las partes”. No hay sinergía, no hay alma, pues es la entelequia de un cuerpo. O sea, nada se nos escapa, mas que al idea de lo milagroso. Y deberíamos estar agradecidos con la razón que acaba con el milagro, con ese supuesto fenómeno espontáneo que sale directamente de una voluntad.
El mundo desarmado y rearmado por la razón será el mismo. Cuando los representantes de la especialización se unen en el trabajo interdisciplinario, aparece lo holístico. Pero lo holístico no resultará de ninguna manera de una iluminación mística espontánea, o de una percepción despojada de análisis. Eso es pensamiento mágico, es la tentación de tomar un camino corto, pero además es un regreso a nuestra condición de animales. Para los animales solo hay un camino, la espontaneidad. Por eso todas las religiones y sus manipuleos de la emotividad humana tienen por objetivo destruir las conquistas de la razón de occidente.
La Tradición es la manera en que las percepciones menos evolucionadas (el camino corto) se democratizan. Es la forma en que los rituales de la colectividad, aplastan las iniciativas conquistadoras de la razón, condenándolas por cínicas o crueles.
La felicidad depende de la inteligencia, la cual depende a su vez de la razón-reflexión. En este libro trataremos la inteligencia emocional que es una modalidad de la inteligencia, no de las emociones. La felicidad está en el poder. Poder se define como control del medio en el que uno vive. Como los pensamientos e impresiones son ladrones que asaltan la mente y bajo los cuales no tenemos control, y las emociones están a tan poca distancia de ellos ¿Cómo se llegó a creer que los buenos sentimientos son el motivo de la felicidad, si ellos provienen de lo circunstancial? ¿No sería mas justo decir que los buenos sentimientos vendrán del control emocional, de una disciplina? Y volvemos a lo mismo: control y poder. Control sobre las emociones (las propias y de otros) para tener control de las circunstancias.
Darle voz a la razón nos hace eficaces, nos empodera. Pero el ser humano es un criatura con una dimensión emocional. Entonces uno no puede ordenarle a otras personas a sentir de una manera determinada, por mas razonable que sea una propuesta. Pero se las puede persuadir, de las misma forma que persuaden la tradiciones y religiones con sus relatos.
La Tradición nos quita el poder, es el ovejunamiento de la humanidad. Porque la Tradición cree esto: aislar de las situaciones que generen malos pensamientos o impresiones, no hace falta disciplina emocional. Pero yo les garantizo que la tradición seguirá creando hombres corruptos y la vez pusilánimes. Corruptos porque no se les enseñó disciplina emocional, así llenos de odio y deseos de revancha histórica, instalarán regímenes basados en la ideología política y no en la filosofía política, porque la razón ya no representará nada para ellos. La filosofía es el amor al saber, es un devenir, y deviene en Noocracia. Ideología es cuando la filosofía se estanca.
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