viernes, 27 de abril de 2018

DLN Capítulo 1 * León Negro

La Dictadura del León Negro. Capítulo 1. Arquetipos Nacionales

La historia no es una ciencia exacta. Punto. Esto, dicho así, a secas, podrá parecer una interpretación brutal y salvaje. Pero puede pasar también que la realidad sea una cosa tan definida que el más salvaje y menos metafísico esté más cerca de ella que aquel a quien todos juzgarían un Buda. Hay que elaborar “Planes B y C” No existen los mesías políticos. Jamás existieron. Provienen de la creencia que de vez en cuando todo el bien se encarna en una persona.

Hay mucho puritanismo en los países comunistas, por eso todos los que participan de esa fuerza aplicada en sentido contrario a los cambios, contraria a la participación e integración de las ideas heterodoxas y novedosas, esos que se radican en la postura medieval “si seguimos tolerando ¿a dónde vamos a parar?” terminan aliándose con la metafísica de izquierda. Como la Iglesia Católica, que no es comunismo pero si metafísica, entonces termina siendo anticapitalismo, porque el católico no es precisamente el consumidor ideal. Que me parece bien, pero no participa de ningún cambio. No se manifiesta, porque no le van a dar pelota, pero tampoco participa.

Hay dos clases de Tradición: la que se resiste a evolucionar y la que involuciona. O sea la que no participa de los cambios y la que pone a circular en el mundo una fuerza en sentido contrario al cambio. Ninguna es mas buena que la otra, pero una sí es mas perniciosa, la involutiva. La resistiva es el católico promedio y la involutiva los ministros de la iglesia que tienen mucha formación así que siempre están ingeniándoselas para permutar las características esenciales de las cosas y poner el mundo al revés. Como había hecho Hitler al nombrar a Hörbigger “ministro de ciencias” del Tercer Reich, para que este enseñara que en realidad la superficie de tierra es cóncava y nosotros estamos parados dentro de una esfera. En síntesis el Universo al revés.
De forma parecida, pero no tan evidente, la metafísica cristiana cambia la configuración de la realidad y enseña un universo distinto al de las Ciencias Naturales. Eso es la Tradición, que resiste al principio el cambio que el positivismo le propone, y cuando no puede mas, empieza a caminar en sentido contrario, relatando un mundo distinto.

En esta revuelta aparece inesperadamente un híbrido bastante extraño, el comunista-cristiano, que puede justificar su existencia de muchas maneras:
por que Marx era materialista pero tenía una metafísica de fondo aunque lo negara, porque el Che Guevara era profundamente creyente según sus propias palabras y creía que al luchar por el comunismo “estaba realizando la obra de Dios”; aunque esta faceta no sea muy conocida; porque Gramsci se convirtió antes de morir; porque en los países comunistas se conservan mejor los valores tradicionales como la familia, que son pilares de la iglesia; y una lista larga de etcéteras.
Pero cuando comprendemos que la configuración del universo es una sola nos animamos a suponer que en este sentido Marx y Comte se hubieran puesto de acuerdo y por tanto, seguramente se hubieran llevado bien, aunque Comte declarara que “el que es enemigo del liberalismo es enemigo del progreso”.

Eva Perón es una construcción, San Martín es una construcción… Y Belgrano, Sarmiento, Lenin, Benjamín Franklin. No digo que no hayan hecho cosas importantes, digo que son “personajes ideales” construidos a partir de “personas reales”, maximizaciones. En ese sentido considero a la caricatura política, mas que una incorrección, un contrapeso justo a la idealización de personalidades y acontecimientos. Hasta que no se haya deconstruido al prócer, desacralizado al ídolo, hasta quitar su nombre de las calles, los edificios y los días festivos, no habrá verdadera noocracia.


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