La Historia fue partidaria y volverá a serlo
Este es un análisis con imágenes de la características ideológicas de los países implicados en la Segunda Guerra Mundial y su conexión con el peronismo.
Mussolini y Hitler estaban obsesionados con los misterios antiguos, buscaban en el pasado tecnologías o amuletos que les dieran ventaja en la guerra y gastaban muchísimo dinero en esas investigaciones. En una ocasión Mussolini hizo vaciar una gigantesco río en Italia porque según una leyenda antigua allí estaba algo que había escondido un emperador que lo haría mas poderoso. Fue un trabajo de ingeniería desproporcionado y un gasto de dinero gigantesco.
Hitler mando una expedición para buscar el Arca de la Alianza porque según la Biblia le garantizaba ganar la guerra al ejército que la poseía.
Mientras tanto los Aliados desarrollaron la bomba nuclear y en cuanto la aplicaron en Hiroshima significó que la guerra estaba ganada. Apostaron no a la reedición de lo viejo como los nazis, o como el comunismo anarquista reaccionario sino que fueron hacia adelante y ese “shock del futuro” (como dice Alvin Toffler) cambió la trayectoria programada. Sino hubiera sido así todos estaríamos hablando alemán en una segunda Edad Media dominada por la pseudociencia y el esoterismo.
El común denominador tanto del Eje como de los Aliados era la cara ARR del cubo o sea dirección centralizada en una elite en el caso de los Aliados, o hasta en una sola persona en el caso de los países del Eje. Ninguno de las dos bandos en la guerra escuchó lo popular (ABA) sino que todo aquel que viviera en un país aliado o del Eje y que opinara que la guerra debía parar era considerado un traidor, por lo que había un miedo generalizado a manifestarse políticamente. Mussolini había dicho “el Estado soy yo” al estilo de los viejos monarcas, y Hitler había tomado la misma actitud. Las guerras las empiezan los de arriba y las peleamos los de abajo, la sobreestimación de un solo individuo y subestimación de la masa fue su constante, ellos permanecieron protegidos mientras miles morían. Como en el ajedrez los peones avanzan primero, los humanos fuimos carne de cañón porque así lo decidieron los inhumanos.
Pero quiero hacer notar que el bando que estaba bien parado dentro del cubo (con la cara hacia adelante) ganó la guerra, aunque estuviera persuadido por las voces de unas pocas caras del cubo.
En la Argentina, el movimiento Justicialista del general Juan Domingo Perón llegó al poder como partido político y se consagró como una fuerza tradicional populista contra las que tendrán que competir fuertemente otras propuestas, ya que se conformó en uno de los polos del maniqueísmo bipartidista fuera de lo cual no existe nada más para la gente. Las conexiones de Perón con el nazi-fascismo son explicitadas en su libro “La hora de los Pueblos” donde dice que el Justicialismo es una tercera posición o sea ni izquierda ni derecha. De la misma forma Hitler decía que su socialismo era “antimarxista y anticapitalista”.
Según Perón: “El fascismo (..) restituye el poder de las corporaciones (DER) pero marcha hacia el estado sindicalista” (IZQ) Pero en mi opinión, el fascismo es una receta muy extraña: 50% de nacionalismo (ATR), 40 % de liberalismo y 10% de sindicalismo (o menos) Juan Domingo tenía un poco de miopía cuando miraba en esa dirección, talvez era desinformación o talvez un falseamiento de la verdad para hacer propaganda aunque se ofendan los que creen que “el general” es impecable y por eso intocable.
Pero también según Perón: “el reaccionarismo liberal (…) imagina haber alcanzado fórmulas invariables (..) Para ellos no son fórmulas temporales sometidas a las circunstancias, sino principios invariables y permanentes”
Esta capacidad para ver que cada época, en cada situación, se necesita una medida a la altura de las circunstancias lo demostró eficientemente y es un mérito que no quiero quitarle al general.
Su gobierno fue progresista, no queda la menor duda: la calidad del trabajo, las leyes del trabajo, la nacionalización de las empresas que harían crecer al país, el pago de la deuda externa, fueron todas medidas atinadas.
Pero ideológicamente nada quedaba fuera del Justicialismo, cubría un espectro de ideologías tan amplio que era imposible definirlo por su teoría, en cambio en la práctica era algo definido: progresismo, nacionalismo y socialismo.
El nacionalismo es la cara ATR del cubo, porque el sentimiento de pertenencia a una etnia o conjunto de costumbres que se llaman “nación” esta asociado al pasado (debido a la dirección que han tomado los cambios desde el final de la Segunda Guerra Mundial, pero puede aislarse en una fuerza ideológica aparte de la dirección ATR y conformar un nuevo eje con su antagonista en el otro extremo: el Cosmopolitismo que significa “no pertenezco a nada, mi nación es toda la Tierra”.
Pero para representarla y comprenderla hace falta un modelo nuevo que será el “dodecaedro político” (doce caras, o sea seis pares de ideologías antípodas, en vez de sólo tres pares de antípodas del cubo) que desarrollaré en los próximos capítulos.
Peron tenía eso medio histérico (o de chupamedias) que era la idiosincracia de Hitler, Mussolini y Napoleón. A este último tomaba por maestro de oportunismo y maquiavelismo, al igual que a Mao Tsetung que era un poco mas definido ideológicamente (IZQ+ADE+ARR) y al que se parecía más en la práctica.
Cuando hagamos la representación gráfica del peronismo y justicialismo sólo representaremos:
• lo que fue en la práctica,
• o en los puntos que se hizo mas énfasis su teoría,
• y la experiencia durante el mandato de Perón y no después de él.
El peronismo aspiraba a ser todo, se lo puede imaginar diciendo “no habrá más que peronismo, porque unos seremos peronistas y otros antiperonistas” Y lo logró.
El León Negro (La Dictadura del Positivismo) tendrá que enfrentarse a otro león: el fantasma de Perón. Al general le decían “el león vegetariano” porque hasta donde sabe la historia su no régimen no era asesino.
Nuestro León Negro también se abstiene de sangre, es león por indomable, porque para él la verdad es intransigente. No transará con la Iglesia por oportunismo como hizo el viejo León para ganarse el favor de las masas católicas. No utilizará las creencias del subdesarrollo cultural ni se dejara arrastrar por ellas como hicieron los líderes del Eje. No justificará los medios por el fín, sino que buscará coherencia entre el fin y los medios.
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