domingo, 8 de julio de 2018

DLN Capítulo 9 * León Negro

 Opio de los pueblos 


La despenalización de la tenencia de marihuana, así como la legalización del comercio de la misma, es un tema fundamental que debe abordar cualquier gobierno progresista. Esta es ocasión justa para poner a prueba nuestro cubo político. 

Pero antes expongamos toda la información recogida para clasificarla y después ubicarla cualitativamente en las caras del cubo.


Análisis económico: 


Tanto para liberales progresistas como socialdemócratas representa una lucha contra el monopolio. Los narcos son el capitalismo de monopolios y oligopolios,  son competidores desleales en un marco de liberalismo irracional. Lo irracional es el espectáculo de las grandes empresas ahogando el esfuerzo de pequeñas y medianas empresas. 


Para los gobiernos en cambio, la legalización significa impuestos a las nuevas empresas. Sería una mayor entrada de dinero a las arcas del Estado y los países en problemas con un Estado débil tendrían repentinamente un superávit fiscal.


Derechos del consumidor:


Para los consumidores sería el fin de la clandestinidad Se terminaría el estigma del término “drogadicto” propinado indiscriminadamente, de la misma forma que se dice del alcohol “la culpa no es de la sustancia sino del usuario que no regula la dosis” El consumo no es malo en esencia sino según la frecuencia de consumo. Sería como avanzar en la línea de la anarquía y simultáneamente avanzar en la línea del control estatal conseguiendo una “anarquía controlada”


Constitucionalidad:


Si la culpa de una adicción es del consumidor, y las leyes existen como una barrera al avance de la estupidez o la iniquidad humana, entonces, si es legal el alcohol debe ser legal la marihuana, o al revés, si es ilegal la marihuana también debe ser ilegal el alcohol.


Sesgo ideológico del prejuicio:


En su campaña contra las drogas en los Estados Unidos, el presidente Nixxon, representó a los consumidores de la marihuana como antipatriotas o socialistas, ideología que había sido satanizada. Si fumabas marihuana tu mente degeneraba y desarrollabas ideas socialistas. Algunos consumidores ven la legalización como reivindicación del socialismo.


Después están los detractores. Hay muchas razones para ser opositor a la legalización de la marihuana:


Anticapitalismo:


La marihuana a creado una cultura comunitaria y solidaria, el cigarrillo de tabaco es individualista: “vos tus puchos, yo los míos”. En cambio el cigarrillo de marihuana se comparte con los amigos, pasa de mano en mano:  “el faso no se canutea”. Cuando se vuelva legal el capitalismo va disolver esa alegría de compartir y va volverse otro cigarrillo individualista.


Marxismo ortodoxo:


“La religión es el opio de los pueblos” dijo Marx. La marihuana tiene la popularidad del opio en otros tiempos. O sea que para Marx la legalización de la marihuana hubiera sido una mala decisión. Los marxistas “old school” lo ven como una manera de ahogar la conciencia de clase, pues la marihuana entre los pobres los distraería de la realidad penosa que los rodea en vez de encaminarlos a la revolución. Los burgueses están diciendo: “la religión ya no funciona hay que darles otra cosa para que sigan adormecidos”.


Contra una cultura del ocio:


Cada día se exige mayor especialización para conseguir un trabajo muchas veces mal remunerado, y las ciudades son lugares de mucho movimiento, esa es la esencia del mundo occidental. La marihuana es una cultura de detenimiento, de bohemia que te arranca del ritmo occidental.


Incumplimiento de las leyes:


Es muy común que le vendan cigarrillos a un menor de edad. Este podría pedirlos para su madre que le hizo un mandado, y posiblemente el comerciante le crea. Pero un día el chico se fumará un atado a escondidas y tanto el comerciante como la madre tendrían responsabilidad si el chico se hace dependiente de la nicotina. Si es legal la marihuana será fácil que la consuman niños pequeños y se desconoce si esto comprometería el desarrollo de su inteligencia y desempeño escolar.


Como verán, los argumentos en contra de la legalización que he presentado, no necesariamente se oponen al consumo a criterio, sino a la legalización, que representa  comercio abierto y regulación estatal. Ya escuchamos a liberales, socialitas,  burócratas, consumidores y detractores. ¿Nos encaminamos a la aceptación de la marihuana recreativa? Primero deberíamos organizarnos.


Esta investigación se nutre no sólo de opiniones políticas sino también de informaciones de ámbitos transpolíticos. Estos datos son enunciados como voces y colocados en cada una de las caras de nuestro juguete correspondiendo cualitativamente con cada una de ellas. Es un volumen grande de información que tiene que ser organizada y relacionada de alguna manera. Ocasión para poner a prueba nuestro juguete: el cubo político. Escuchemos las voces de las seis caras del cubo y hagamos la síntesis noocrática.



 


Este método es como el racionalismo filosófico, se basa exclusivamente en la razón a la que siempre le faltan datos. En la historia de la filosofía al racionalismo se le opuso la corriente del empirismo que decía que la razón sola no era suficiente sino que hacían falta además experiencias para reforzar o refutar las conclusiones de la razón. Pero muchos de nosotros no tenemos tiempo, ni espacio, ni dinero para hacer experiencias científicas así que nos tenemos que basar en la autoridad de otras personas en las materias investigadas y el cubo político es un útil para formar una opinión.


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